jueves, 20 de junio de 2013

Barón Rojo

Barón Rojo. La Película


BARÓN ROJO
Leyendo a Diego Manrique me he enterado de la existencia de Barón Rojo: La película, un documental que repasa la trayectoria de la mejor banda de heavy metal española. Empujado por el resorte de la nostalgia, regreso a un pasado pseudo-mítico en el que Barón Rojo musicaba los sueños de mi preadolescencia. La publicación de Larga vida al Rock & Roll, en 1981, fue para mí uno de los acontecimientos más importantes del año, cuando me aislaba del mundo en mi pequeña habitación para escuchar una y otra vez ese espléndido disco, cuyos temas conocía de memoria.
Eran buenos tiempos en los que muchos jóvenes podíamos dedicar nuestras energías a un mundo tan proteico como el del rock, promesa de aventuras. Pero la historia de Barón Rojo viene a desmitificar en cierta manera la profesión del músico. La banda,  que cosechó un gran éxito en los 80 y que acabó perdiendo combustible, podría servir como ejemplo de los sinsabores que se cuecen entre bambalinas. Sus cuatro miembros han vivido enfrentados entre sí, divididos en dos bastiones irreconciliables (por un lado los Hermanos de Castro y por otro Sherpa y Hermes), aunque se reunieran para celebrar el 30 aniversario de su nacimiento.
Pero 30 años son muchos para una banda de rock. Tras décadas sin levantar del todo el vuelo, los barones rondan hoy los sesenta años, son padres y su larga melena ha sido frenada, en algunos casos, por cierta alopecia. Yo los aprecio no tanto por lo que son sino por lo que fueron: el grupo que disparó los sueños musicales de mi adolescencia, cuando yo pensaba que ser guitarrista de rock era la mejor profesión del mundo. 

(Artículo publicado en El Periódico Extremadura el miércoles, 19 de junio de 2013).

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