jueves, 28 de enero de 2010

Entrevista a David Lagmanovich: El libro es un camino para descubrir nuevos mundos

Rescato un fragmento de la entrevista que el diario argentino La Gaceta le hizo a David Lagmanovich, uno de los mejores especialistas en el microrrelato, una semana después de pasar a formar parte de la Academia Nacional de Ciencias de Buenos Aires.


- ¿Sigue la producción en las nuevas generaciones?
- Sí, se mezclan aquellos que vienen del ambiente académico, y que en algunos casos son excelentes poetas, como César Juárez, entre otros, con aquellos que vienen de otras disciplinas. Pero hay otros que no tienen nada que ver con la producción del ambiente de la Universidad. En realidad, debemos hablar de la Universidad Nacional de Tucumán (UNT). Allí, los profesores alientan a sus alumnos, a pesar de los paros, de los salarios, de las adversidades. Son admirables. Yo conozco la realidad de Filosofía y Letras, pero me imagino que debe pasar lo mismo en otras facultades.

- En su producción, ¿usted se ve a usted mismo?
- Sí, sobre todo en mi poesía, y tal vez no tanto en la narrativa. Me parece que la narrativa, tanto como se la considera ahora , ya sea en el microrrelato o en otras variedades, es más experimental. Y ese experimentalismo hace que sea difícil concebirla como un documento autobiográfico. Aunque hay un libro mío que es muy autobiográfico, “Cuadernos del espósito”, que no se conoce mucho aquí, porque fue publicado en México.

- Usted es un cultor del microrrelato ¿Por qué se ha puesto de moda el microrrelato?
- Antes de que se hablara del microrrelato, yo ya había escrito dos o tres textos que son como los microrrelatos que escribimos ahora. Lo publiqué en Tucumán, entre 1960 y 1961. “Réquiem y otros cuentos” se llama el libro.

- ¿Por qué irrumpe ahora como una moda?
- Porque los movimientos literarios no siempre son una explosión. A veces hay un proceso de sedimentación. Ahora estoy escribiendo “Brevedad con be de Borges”, y estoy trazando el desarrollo del microrrelato en la obra de Borges. Desde que empezó esta moda, siempre hemos dicho que tenemos tres grandes figuras que son como los fundadores del microrrelato en la Argentina, que son Borges, Cortázar y Denevi. Pero antes y después de ellos ha habido microrrelatos. Los movimientos literarios no siempre son una explosión, sino que hay ciertos procesos para ir llegando a determinadas postulaciones. Yo he trazado una especie de historia intelectual previa, que abarca diversas disciplinas: por ejemplo, la arquitectura del Bauhaus, la música del Círculo de Viena, con Schoenberg y Alban Berg...

-¿Lo que lo define es la economía de los elementos?
- Efectivamente, es la economía de los elementos, el rechazo a todo lo ornamental, el horror al énfasis, a aquello a lo que Groussac le llamaba el floripondio. Hay composiciones para orquesta de Alban Berg que duran dos minutos y diez segundos.

- Usted que ha escrito sobre Cortázar, ¿también ha sido su amigo?
- Sí, aparte de ser un maravilloso escritor, ha sido un hombre de una calidad humana extraordinaria. El había leído algunas cosas que yo había escrito sobre él. Nos comunicábamos por correo; yo estaba en Washington, y él vino a Nueva York. Ahí nos vimos personalmente. Creo que “Rayuela” es un libro fundamental en la lengua española del Siglo XX. Me acuerdo que caminamos incansablemente por Manhattan, y muchas de las cosas de las que hablábamos eran las cosas de las que hablan dos amigos. Por ejemplo, de las mujeres. El era un hombre más bien tímido, pero me contaba de los avances de determinadas mujeres, entre ellas una señora cuyo nombre no voy a revelar. Me contaba que esa mujer había avanzado tanto, que prácticamente la tuvo que correr.

- ¿Cuesta publicar hoy en la Argentina?
- Gente como yo, y otros que conozco, tenemos la desgracia de que todo lo que hacemos, como libros de poemas y algo de narrativa breve, es rechazado en bloque por las editoriales. Y los escritos académicos son publicados por universidades, y no se distribuyen correctamente, no se difunden. Pero por primera vez en mi vida estoy publicando para una pequeña editorial española de narrativa breve, “Menos cuarto”. Allí he publicado tanto obras sobre microrrelato como textos de microrrelato, entre ellos “Los cuatro elementos”, el año pasado.

Perfil
Tiene 81 años, es li­cen­cia­do en Len­gua y Li­te­ra­tu­ra Es­pa­ño­la ; mas­ter en Pe­rio­dis­mo de la Uni­ver­si­dad de Co­lum­bia y doc­tor en Fi­lo­so­fía (Lin­güís­ti­ca) de la Uni­ver­si­dad de Geor­ge­town. Pro­fe­sor Emé­ri­to de la UNT, ha pu­bli­cado (en Amé­ri­ca y en Eu­ro­pa) más de una do­ce­na de li­bros de poe­sía, y otro tan­to de en­sa­yo y na­rra­ti­va.

martes, 26 de enero de 2010

Seis problemas para la minificción, un género del tercer milenio: Virtualidad

[Fragmento del artículo de Lauro Zavalo, dedicado a uno de los elementos de la minificción: la fugacidad. Fuente: Ciudad Seva].


Virtualidad

La minificción es lo que distingue a los cibertextos. Si los cibertextos son la escritura del futuro, entonces la minificción es el género más característico del próximo milenio.

¿Qué es un cibertexto? Un cibertexto es el producto de utilizar un programa interactivo frente al cual el lector ya no sólo elabora una interpretación, sino que participa con una intervención sobre la estructura y el lenguaje del texto mismo, convirtiéndose así en un coautor activo frente a la forma y el sentido último del texto. Si lo que está en juego en la lectura de los cibertextos no es sólo su interpretación, sino una intervención directa en la naturaleza del texto, en esa medida lo que está en juego en el cibertexto no es una representación de la realidad, sino la presentación de una realidad textual que es autónoma y no tiene referentes externos. El paso del texto al cibertexto es similar al de la lectura sobre el papel a la intervención en el hipertexto interactivo sobre la pantalla de la computadora. La creación de estos nuevos medios lleva a la producción de nuevos juegos literarios, así como a la creación de talleres literarios de carácter interactivo y a la escritura de cuentos virtuales de carácter multimedia.

Todo lo anterior, en el campo de la literatura, genera lo que recibe el nombre de textos ergódicos ¿Qué es la literatura ergódica? (E. Aarseth 1997). El término proviene de ergon (trabajo) y hodos (camino). Lo que podríamos llamar cuentos compactos o cuentos ergódicos es una escritura fragmentaria que genera sus propios lectores virtuales, cada uno de los cuales se concretiza en cada acto de lectura activa frente al texto. Y precisamente la minificción se encuentra en el centro de estas estrategias de descentramiento de la escritura textual.

Podríamos concluir recordando que en sus Seis propuestas para el próximo milenio Italo Calvino construyó un horizonte estético, con mucho sentido común, a partir de elementos como Levedad, Rapidez, Exactitud, Visibilidad, Multiplicidad y Consistencia. Son todas ellas propuestas surgidas de la experiencia de un escritor ejemplar.

Las propuestas presentadas aquí son sólo otras tantas maneras de elaborar un homenaje al género de mayor Brevedad, Diversidad y Fugacidad de la escritura contemporánea, y un reconocimiento a su elevado potencial de Complicidad, Fractalidad y Virtualidad. La minificción es la clave del futuro de la lectura, pues en cada minitexto se están creando, tal vez, las estrategias de lectura que nos esperan a la vuelta del milenio.

FIN

Bibliografía

Aarseth, Espen: Cybertext. Perspectives on Ergodic Literature. Baltimore & London, The Johns Hopkins University Press, 1997

Aceves, Raúl, compilador: Diccionario de bestias mágicas y seres sobrenaturales de América. Guadalajara, Universidad de Guadalajara, 1995

Allen, Roberta: Fast Fiction: Creating Fiction in Five Minutes. Cincinnati, Ohio, Story Press, 1997

Arreola, Juan José: Obras. Antología y prólogo de Saúl Yurkiévich. México, 1995, 719 p. Asimov, Isaac & Groff Conklin, eds.: 50 Short Science Fiction Tales. New York, Scribner Paperback Fiction, 1997 (1963)

--------, Martin Greenberg & Joseph Olander, eds.: Microcosmic Tales. 100 Wondrous Science Fiction Short-Short Stories. New York, Daw Books, 1992 (1980) Avilés Fabila, René: Los animales prodigiosos. México, Ediciones Armella, 1989. Segunda edición, ilustrada por José Luis Cuevas, UAM Xochimilco, 1997

Barthes, Roland: El imperio de los signos. Madrid, Mondadori, 1991 (1970) ----------: Roland Barthes. Barcelona, Kairós, 1978 (1975) Borges, Jorge Luis y Margarita Guerre ro: Manual de zoología fantástica. México, Fondo de Cultura Económica, Serie Brevia rios, Num. 125, 1983 (1957) Brandenberger, Erna, ed.: Cuentos brevísimos. Deutscher Taschenbuch Verlag, 1996 Brasca, Raúl (selección y prólogo): Dos veces bueno. Cuentos brevísimos latinoamericanos.

Buenos Aires, Ediciones Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos, 1996 --------- (selección y prólogo): Dos veces bueno 2. Más cuentos brevísimos latinoamericanos. Buenos Aires, Ediciones Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos, 1997 Britto García, Luis: "Nuevas formas de locura" en Me río del mundo. Caracas, Publica ciones Seleven, 1984, 165-169

Cajero Vázquez, Antonio: "El lector en Continuidad de los parques. Un cuento de Julio Cortázar". Tesis de Licenciatura en Letras Latinoamericanas, Universidad Autónoma del Estado de México, 1992

Calvino, Italo: Seis propuestas para el próximo milenio. Traducción de Aurora Bernárdez. Madrid, Ediciones Siruela, 1989 (1985)

Camurati, Mireya: La fábula en Hispanoamérica. México, Universidad Nacional Autónoma de México, 1978

Círculo Cultural Faraoni: Quince líneas. Relatos hiperbreves. Prólogo de Luis Landero. Barcelona, Tusquets, Serie Andanzas, Num. 288. Barcelona, 1996

Cortázar, Julio: La vuelta al día en ochenta mundos. México, Siglo Veintiuno Editores, séptima edición formato especial.1986 (1967)

Costa, Horácio: The Very Short Stories. México, El Tucán de Virginia Dundes, Alan, ed.: Cinderella. A Casebook. Madison, The University of Wisconsin Press, 1988 Higginson, William: The Haiku. How To Write, Share, and Teach Haiku. Tokyo, New York, London, Kodansha International, 1985

Kitchen, Judith & Mary Paumier, eds.: In Short. A Collection of Brief Creative Nonfic tion. New York, W.W.Norton, 1996

Landow, George P.: Hypertext. The Convergence of Contemporary Critical Theory and Technology. Baltimore and London, The Johns Hopkins University Press, 1992 Mejía Valera, Manuel: Adivinanzas. México, UNAM, 1988

Moss, Steve, ed.: The World's Shortest Stories. Murder. Love. Horror. Suspense. All this and much more in the most amazing short stories ever written--each one just 55 words long! Running Press, Philadelphia, 1998

Pennac, Daniel: "El qué se leerá (o los derechos imprescriptibles del lector)" en Como una novela. Santafé de Bogotá, Grupo Editorial Norma, 1997 (1992) Rojo, Violeta: Breve manual para reconocer minicuentos. México, UAM Azcapotzalco, Libros del Laberinto, 1997

Queneau, Raymond: Exercises de style. Paris, Gallimard, 1983 (1947). Traducción al español: Ejercicios de estilo. Versión de Antonio Fernández Ferrer. Madrid, Cátedra, 1987

Quiroz Velázquez, Carmina Angélica & Verónica Vargas Esquivel: "Una propuesta para desmitificar el Génesis 3". Tesis de Licenciatura en Letras Latinoamericanas, Universidad Autónoma del Estado de México, 1994

Satz, Mario: Truena, mente perfecta. La sabiduría de los proverbios. Barcelona, Helios, 1997

Sorensen, Rosemary, ed.: Microstories. Tiny Stories. Auckland-London, Angus & Roberstson (Harper & Collins), 1993

Stern, Jerome, ed.: Micro Fiction. An Anthology of Really Short Stories. New York, W.W. Norton, 1996

Thrayes, Stephen: Asesinato en la noche. Serie Compact Libro Juego, Num. 6. Barcelona, Timun Mas, 1996 (1994)

Timossi, Jorge: Cuentecillos y otras alteraciones. México, Pangea, 1997 (1995) Urdapi lleta, Marco Antonio, compilador: Bestiario de Indias por el Muy Reverendo Fray Rodrigo de Macuspana. Toluca, Universidad Autónoma del Estado de México, 1995 Valdivieso, Beatriz: Cuentos vertiginosos. Salamanca, Anaya & Mario Muchnik, 1994 Villoro, Juan: "Monterroso, libretista de ópera" en Los once de la tribu. Crónicas. México, Aguilar, 1995, 101-109

Weinberg, Robert; Stefan Dziemianowicz & Martin Greenberg, eds.: 100 Dastardly Little Detective Stories. New York, Barnes & Noble, 1993, 561 p.

Zahava, Irene, ed.: Word of Mouth. Short-Short Stories by 100 Women Writers, vol. 2. Freedom, California, The Crossing Press, 1990

Zavala, Lauro: "El cuento ultracorto: hacia un nuevo canon de lectura" en El cuento mexicano. Homenaje a Luis Leal. Compilación de Sara Poot. México, UNAM, 1996 --------: "Bibliografía sobre metaficción en los cuentos de Cortázar" en Cuentos sobre el cuento. Volumen 4 de la serie Teorías del Cuento. México, UNAM, en prensa

-------- et al.: Lecturas simultáneas. La enseñanza de la lengua y la literatura con especial referencia al cuento ultracorto. México, UAM Xochimilco, en prensa
* Profesor investigador titular en la Universidad Autónoma Metropolitana, Campus Xochimilco, México.
El Cuento en Red, Nº1: Primavera, 2000.

lunes, 25 de enero de 2010

Seis problemas para la minificción, un género del tercer milenio: Fugacidad

[Fragmento del artículo de Lauro Zavalo, dedicado a uno de los elementos de la minificción: la fugacidad. Fuente: Ciudad Seva].


Fugacidad

La pregunta por la dimensión estética de la minificción es una de las más complejas de esta serie. Cuando encontramos minicuentos de naturaleza marcadamente híbrida podemos preguntarnos, con razón: ¿son cuentos? (V. Rojo 1997). Algún estudioso de la minificción ha llegado a afirmar sin ningún reparo que las mejores formas de minicuento son los chistes (J. Stern 1996). Pero aquí podemos preguntarnos: ¿son literatura? Una posible respuesta a estas preguntas se encuentra en las lecturas más especializadas que se están realizando sobre estos textos y que contribuyen a crear, si no un canon (lo cual sería virtualmente imposible) sí al menos un consenso acerca de la naturaleza de estos materiales y acerca de lo que vale la pena de leer, escribir y estudiar. Me refiero a las lecturas de minificción original que se se hacen en los concursos de minicuentos; a la publicación de antologías; a la edición de revistas dedicadas a la minificción, y a la elaboración de estudios especializados. Los concursos se han multiplicado durante la década final del milenio y siguen creciendo a un ritmo vertiginoso. Tal vez el más antiguo es el Concurso del Cuento Brevísimo de la revista El Cuento de México, creado hace ya casi veinte años y cuyo límite son las 250 palabras.

También existe desde 1986 el Florida State University's World's Best Short Story Contest (Concurso del Mejor Cuento del Mundo convocado por la Universidad del Estado de Florida), cuyo límite también se ubica en las 250 palabras, es decir, el espacio aproximado de una cuartilla. Los organizadores de este último han publicado ya una antología de los cuentos que han obtenido los primeros lugares durante estos doce años (J. Stern 1996).

Más recientemente se han creado otros concursos en América Latina, como el Concurso Anual de Minicuentos de la Dirección de Cultura del Estado de Araguá (Venezuela); el Concurso de Minificción de la revista Maniático Textual (Argentina); el Concurso de Minicuentos y Minipoesía de la revista Casa Grande (Comunidad de Colombia en México) y el Concurso de la revista Zona (Colombia), donde se publicó en su momento un original Manifiesto del Minicuento.

Por último, mencionemos la existencia desde 1993 de la revista 100 Words, que publica The International Writing Program, The University of Iowa (el programa internacional de escritores de la Universidad de Iowa). Esta revista es bimestral y publica cuentos y poemas con una extensión de 100 palabras, a partir de un tema propuesto de antemano por los editores. La invitación para colaborar en esta revista está dirigida a todos los escritores que alguna vez han sido parte del programa, y en el cual han participado escritores de 72 países.

En lo que respecta a los estudios especializados, pocas novelas o cuentos de extensión convencional han recibido la atención crítica que ha merecido "Continuidad de los parques" de Julio Cortázar. Este cuento, con una extensión de dos páginas, no sólo ha sido objeto de más de una docena de artículos especializados y capítulos de libros (cf. L. Zavala, Cuentos sobre el cuento, en prensa), sino que incluso ha sido objeto de tesis de grado y posgrado (A. Cajero 1992). Otros textos de minificción han recibido similar respuesta de los lectores especializados, como es el caso del cuento de Oscar de la Borbolla "El hereje rebelde" (C.A.Quiroz y V.Vargas 1994), incluido en su serie de cinco cuentos Las vocales malditas.

En diversos libros de texto de nivel elemental, de educación secundaria y de educación básica superior se han incluido numerosas minificciones de autores tan diversos como Julio Cortázar, Julio Torri, Guillermo Samperio, José de la Colina, Jorge Luis Borges y un largo etcétera. Tal vez la familiaridad que numerosos lectores tienen con este género de la brevedad se debe en gran medida a estas formas de iniciación a la fuerza que tiene la brevedad (Palou 1996).

El caso extremo de relación paradójica entre la extensión de un minicuento y la respuesta crítica que ha generado es "El dinosaurio" de Augusto Monterroso, que ha sido objeto de numerosos artículos, capítulos de libros y tesis. Entre los más conspicuos aquí recordamos el artículo de Juan Villoro, "Monterroso, libretista de ópera" (J. Villoro 1995). Pero tal vez un indicador aún más sorprendente que todos los anteriores del lugar que ocupa la escritura de minificción en este momento es el curso universitario diseñado con toda clase de ejercicios y recomendaciones para escribir minificción, publicado en 1997 por Roberta Allen con el título Fast Fiction. Creating Fiction in Five Minutes (Ficción rápida. Cómo crear ficción en cinco minutos).

domingo, 24 de enero de 2010

Seis problemas para la minificción, un género del tercer milenio: Fractalidad

[Fragmento del artículo de Lauro Zavala, dedicado a uno de los elementos de la minificción: la fractalidad. Fuente: Ciudad Seva]


Fractalidad

El concepto de unidad es uno de los fundamentos de la modernidad. Así, considerar a un texto como fragmentario, o bien considerar que un texto puede ser leído de manera independiente de la unidad que lo contiene (como fractal de un universo autónomo) es uno de los elementos penalizados por la lógica racionalista surgida en la Ilustración. Sin embargo, ésta es la forma real de leer que practicamos al final del siglo XX. Entre los Derechos Imprescriptibles del Lector, incluye Daniel Pennac el derecho inalienable a saltarse páginas, el derecho a leer cualquier cosa y el derecho a picotear. Sobre este último, dice el mismo Pennac en su libro Como una novela: Yo picoteo, tú picoteas, dejémoslos picotear.

Es la autorización que nos concedemos para tomar cualquier volumen de nuestra biblioteca, abrirlo en cualquier parte y meternos en él por un momento porque sólo disponemos de ese momento. (…) Cuando no se tiene el tiempo ni los medios para pasarse una semana en Venecia, ¿por qué rehusarse el derecho a pasar allí cinco minutos? (…) Dicho esto, puede abrirse a Proust, a Shakespeare o la Correspondencia de Raymond Chandler por cualquier parte y picotear aquí y allá sin correr el menor riesgo de resultar decepcionados (Pennac 1997, 162). En otras palabras, la fragmentariedad no es sólo una forma de escribir, sino también y sobre todo una forma de leer. Veamos entonces algunos testimonios de estas lecturas fragmentarias, en las que se toman muy en serio textos que en otro momento habrían sido pasados por alto o estudiados como parte de una unidad mayor. Uno de los casos más interesantes es el del capítulo 68 de Rayuela, que hasta ahora ha sido objeto de diversos estudios lingüísticos y literarios, como un texto con autonomía en relación con el resto de la novela. Pero como complemento de lo anterior también encontramos los libros de varia invención, como género omniscio propuesto en su momento por Juan José Arreola, y en general las minificciones que resulta conveniente leer como parte de una serie. Este es el caso de cada una de las Historias de cronopios y de famas de Julio Cortázar; los Ejercicios de estilo de Raymond Queneau; las Nuevas formas de locura de Luis Britto García o la serie de Las vocales malditas de Oscar de la Borbolla.

Esta relación entre la unidad y el fragmento puede llegar a extremos de ambigüedad estructural, como en el caso de las crónicas de viaje escritas en forma de viñetas reflexivas (El imperio de los signos de Roland Barthes); el autorretrato como serie de imágenes introspectivas (Roland Barthes por Roland Barthes) o la creación de antologías cuya organización invita a leer los textos incluidos en ella de manera sugerente. Así, la compilación de tiny stories (historias pequeñas) elaborada por Rosemary Sorensen en Nueva Zelandia reúne a escritores chinos y australianos y les da una unidad inesperada, al dividir su compilación en seis secciones lógicas y a la vez imaginativas. Las secciones son las siguientes: ¿Quién? Historias de identidad confusa. ¿Cuándo? Historias sobre la memoria y el sentido. ¿Cómo? Historias sobre el arte de contar historias. ¿Por qué? Historias acerca de por qué la gente hace lo que hace. ¿Dónde? Historias acerca de otros lugares y otros tiempos. Y finalmente ¿Qué? Historias de resistencia. En este caso, la misma organización es una invitación a la relectura y una afortunada propuesta de interpretación.

Estos y otros muchos síntomas de las estrategias de lectura de textos muy breves nos llevan a pensar que el fragmento ocupa un lugar central en la escritura contemporánea. No sólo es la escritura fragmentaria sino también el ejercicio de construir una totalidad a partir de fragmentos dispersos. Esto es producto de lo que llamamos fractalidad, es decir, la idea de que un fragmento no es un detalle, sino un elemento que contiene una totalidad que merece ser descubierta y explorada por su cuenta.

Tal vez la estética del fragmento autónomo y recombinable a voluntad es la cifra estética del presente, en oposición a la estética moderna del detalle. La fractalidad ocupa el lugar de fragmento y del detalle ahí donde el concepto mismo de totalidad es cada vez más inabarcable (O. Calabrese).